Expertos de la OMS y del IDCR evalúan investigaciones sobre la Enfermedad de Chagas y Dengue

Representantes de las organizaciones Mundial de la Salud (OMS) y Panamericana de la Salud (OPS) así como del Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC), con sede en Canadá, están en esta ciudad participando en una reunión de evaluación de los avances de las investigaciones sobre la Enfermedad de Chagas y Dengue, a cargo de académicos de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).

Zaida Yadón, de la OPS; Roberto Bazzini, del IDCR; y Byron Arana, del TDR (eje para el desarrollo de investigaciones sobre enfermedades tropicales de la OMS) encabezan al grupo evaluador de las investigaciones realizadas por Eric Dumonteil y Mario Barrera Pérez, en materia de Enfermedad de Chagas, y por Pablo Manrique Saide, sobre dengue.

Al evento, que se realiza en un hotel del centro de Mérida, participan también académicos e investigadores de Argentina, Bolivia, Ecuador, Brasil, Uruguay y Colombia. La inauguración, este martes, estuvo a cargo de Alfredo Dájer Abimerhi, rector de la UADY, acompañado de Álvaro Quijano Vivas, secretario estatal de Salud.

Poco antes de iniciar el evento que se realizará en lo que resta de de esta semana, Eric Dumonteil, del área de ciencias biomédicas del Centro Hideyo Hoguchi de la UADY, habló de los trabajos de investigación de la Enfermedad de Chagas en los últimos 12 meses en comunidades del interior del estado. Estamos trabajando en el control del vector (chinche o pic, como se conoce en Yucatán) que transmiten esta enfermedad –expresó-.

Este insecto se alimenta de sangre y en este proceso deposita un parásito que con el tiempo llega al corazón y causa problemas cardiacos. Los trabajos del grupo que encabeza este científico se realizan en varias comunidades del municipio de Izamal, Teya y Dzudzal.

Para Jorge Zavala Castro, experto en el tema y titular del Centro Hideyo Noguchi de la UADY, los resultados son alentadores y esperamos al menos investigar dos años más acerca de este problema. Dumonteil reveló que al menos el 5% de la población estudiada está infectada con el parasito y consideró que de esta cantidad uno de cada tres desarrollará problemas cardiovasculares.

Lo más triste es buen número de estas personas están en la plenitud de su etapa productiva, subrayó el académico e investigador de la UADY. El objetivo es evitar que la chinche o pic ingrese a los hogares –subrayó y comentó de la existencia de fármacos siempre y cuando se detecte oportunamente el problema, de lo contrario –dijo- es inútil.

Por su lado Pablo Manrique Saide, académico del Campus de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la UADY, tiene a su cargo el desarrollo de una investigación para bajar los altos índices de dengue en la ciudad de Acapulco, actualmente la más afectada en el país por esta enfermedad ocasionada por el mosco aedes aegypti.

El problema –como en la Enfermedad de Chagas- se está analizando desde las perspectivas ambientales, de relación de vectores con el humano y cultural y socialmente, dijo al inicio de la entrevista. El tema de la investigación de este académico está centrado en la presencia del mosco en los hogares y en los sitios públicos, como las escuelas.

El objetivo es aplicar en estos lugares medidas de control como el uso de miriñaques impregnados con insecticida en puertas y ventanas, expuso el entrevistado. Para este fin el académico de la UADY ya está en pláticas con el gobierno y empresario de Guerrero para colocar los miriñaques en dos mil casas de la ciudad de Acapulco y comentó que las investigaciones continuarán dos años más con la posibilidad de que la estrategia se traslade también a la ciudad de Mérida.

Al inaugurar la reunión Alfredo Dájer Abimerhi, rector de la UADY, reiteró que el compromiso de esta casa de estudios es con el desarrollo humano.

En ese sentido, calificó la reunión como una excelente oportunidad para que los investigadores locales aprendan nuevos métodos y técnicas para seguir combatiendo los problemas de dengue y chagas. Recordó que ambas patologías están consideradas como enfermedades de la pobreza ya que afectan a los sectores con mayores grados de marginación y pobreza.